El equipo de Paleontología del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia, junto a investigadores del Conicet, dieron a conocer nuevos y más completos restos de Dryornis pampeanus que permitieron catalogar a esta ave como el jote más grande que surcó los cielos.
El equipo de Paleontología del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia, junto con los investigadores Federico Degrange y Claudia Tambussi del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra (Cicterra, Conicet-UNC), dieron a conocer a la ciencia nuevos y más completos restos de Dryornis pampeanus, que permitieron catalogar a esta ave como el jote (Buitre del nuevo mundo) más grande que surcó los cielos.
Con una masa corporal estimada en 26 kilos (el cóndor andino actual posee una masa de 12,5 kilos), esta ave cumplía un rol fundamental en los ecosistemas de la región pampeana hace más de 3 millones de años, siendo el principal carroñero de la época y cubriendo con su vuelo planeado, amplias distancias en busca de carcasas de grandes mamíferos que habitaron la región.
Hace 3 millones de años atrás Mar del Plata formaba parte de una extensa sabana provista de palmeras, con un pasar climático bastante más cálido que el actual interglacial (verano planetario), y con una estación seca y una húmeda muy marcada.
Este momento del tiempo se conoce en todo Sudamérica con el nombre de Chapadmalalense y es en los acantilados del sur de Mar del Plata donde se encuentra su mejor representación tanto geológica como paleontológica. 132 años después de las primeras expediciones paleontológicas realizadas por el museo de Ciencias Naturales de La Plata, las barrancas costeras de La Feliz, continúan dando grandes sorpresas.
Estos nuevos descubrimientos están permitiendo pintar un nuevo cuadro de la edad Chapadmalalense para la región pampeana [fig. 1: créditos: Carlos Alberto Montefusco: pie de la imagen: Mar del Plata hace 3 millones de años atrás, donde las grandes aves como el Dryornis (Jote Gigante), y los fororracos Llallawavis y Messembriornis vivían junto a mapaches gigantes como Chapalmalania].
En junio del 2018 Leandro Santacrocce junto con personal del Laboratorio de Paleontología del Museo Municipal de Ciencias Naturales “Lorenzo Scaglia”, realizaron el descubrimiento de unos huesos en la zona de Barranca de los Lobos.
Se trataban de los restos del ala de una gran ave voladora, nunca antes registrada en la zona, pertenecientes a Dryornis pampeanus, un ave que poseía un registro fósil muy fragmentario procedente de las barrancas de Monte Hermoso, publicado hace más de 100 años.
Las investigaciones realizadas por Federico Degrange, Claudia Tambussi del Cicterra (UNC, CONICET), y Matías Taglioretti y Fernando Scaglia del Museo Municipal de Ciencias Naturales “Lorenzo Scaglia” se publicaron en la revista científica Papers in Palaeontology (doi: 10.1002/spp2.1361), donde determinaron que Dryornis pampeanus, se encuentra más vinculado a los jotes (o buitres del nuevo mundo) y no a los cóndores como se establecía tradicionalmente.
DEGRANGE 2021. Phylogenetic Affinities and Morphology of the Pliocene Cathartiform Dryornis Pampeanus Moren… by Gonzalo Gobbi on Scribd
Este jote gigante corresponde al más grande registrado hasta el momento, con una masa corporal de 26.1 kilogramos y una envergadura de más de 4 metros. La comparación con el actual Cóndor andino actual (Vultur gryphus) es sorprendente si consideramos que su masa corporal promedio es de 12.5 kilogramos (fig. 2 y 3).
Capaces de volar grandes distancias con el fin de localizar cadáveres y carcasas, la principal fuente de alimentación de los jotes, Dryornis cumplía un rol fundamental en los ecosistemas pliocenos de la región pampeana, siendo el gran carroñero de la época.